Las pensiones de los españoles no subirán al mismo ritmo que el IPC. Desde 2014, habrá un nuevo índice de revalorización de las prestaciones que tendrá en cuenta la evolución de los ingresos y los gastos del sistema. Tendrá un suelo por el que subirán al menos un 0,25%, sean cuales sean las condiciones económicas. También habrá un techo, equivalente a la tasa de inflación más 0,25%.
Lo ha anunciado este lunes por la tarde Fátima Báñez, que ha asegurado que "el Gobierno está comprometido para que el sistema público siga siendo público y de reparto".
Además, el ya famoso factor de sostenibilidad entrará en vigor a partir de 2019, cinco años después de la sugerencia del grupo de expertos convocados por Báñez hace sólo unos meses. La ministra ha asegurado que no implica "aumentar la edad de jubilación" y respeta los derechos adquiridos, lo que quiere decir que no se aplicará a los actuales pensionistas.
Las claves de la reforma
Con esta reforma, el Gobierno intenta equilibrar los gastos e ingresos del sistema de pensiones de acuerdo a la evolución demográfica y la marcha de la economía. Tiene dos partes, una que afecta al nuevo pensionista en el momento de su jubilación y otra que se aplicará año a año, a la hora de decidir la revalorización de las prestaciones.- Factor de sostenibilidad: es el equivalente al "factor de equidad intergeneracional" de los expertos. El nombre puede llevar un poco a engaño, porque para el grupo de sabios el factor de sostenibilidad tenía dos partes, ésta y la fórmula del índice de revalorización. En la presentación de Báñez se han dividido, lo que ha generado algo de confusión sobre las fechas de su aplicación.
Este factor implica que cuando el pensionista alcance la edad legal de retiro, se estimará cuál es la esperanza de vida en ese momento. Con esa cifra, se minorará su pensión inicial. La idea es que el pensionista cobre, en lo que le quede de vida, una cantidad equivalente a lo que ha cotizado. Se suma todo lo que ha ido cotizando y se divide entre los meses que se espera que vaya a recibir una pensión.
Así, si cuando llegue a los 67 años la previsión es que muera a los 87 (por ejemplo), ganará algo más mes a mes que si la esperanza de vida en ese momento es de 90 años. Evidentemente, es complicado hacer este cálculo. El Gobierno prevé hacer ajustes cada cinco años: medir la esperanza de vida de los españoles y reducir (o aumentar) las prestaciones de los nuevos jubilados en función de si sube (o baja).
La primera vez que se hará este cálculo será en 2018, cinco años después de aprobada esta reforma. Por eso, Báñez ha apuntado que 2019 será el primer año en que entre en vigor.
- Indice de revalorización: este elemento corrector tendrá consecuencias año a año. Hasta ahora, las prestaciones subían en función del IPC. Podía haber excepciones (como en los últimos años, con los recortes de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy), pero la norma es que las pensiones subían al mismo ritmo que la inflación.
Desde el año que viene, eso cambiará. A partir de ese ejercicio, las prestaciones estarán ligadas al nuevo "índice de revalorización", que sustituirá al IPC y que tendrá en cuenta los precios, pero también los ingresos y gastos del sistema. Evidentemente, los ingresos del sistema dependen fundamentalmente de la marcha de la economía. Con crecimiento y creación de empleo, se disparan las cotizaciones. En las recesiones, se recauda mucho menos.
Por lo tanto, el índice permitirá que las pensiones suban más en los años buenos y que suban menos en los malos. Eso sí, tendrá dos límites: uno inferior y otro superior. El mínimo será del 0,25%. Las pensiones siempre subirán al menos en ese porcentaje. El máximo será el IPC + 0,25%. Nunca se revalorizarán por encima de lo que marque esa suma.
Los expertos convocados por el Gobierno habían presentado su propia fórmula, con un suelo del 0%. Es decir, que se abría la posibilidad a que se congelasen las pensiones en los años de menor crecimiento.
Sin embargo, Báñez ha ignorado también en esta cuestión la opinión de este grupo de sabios. La ministra ha asegurado que la fórmula propuesta era "muy volátil" y permitía fuertes subidas en los años buenos y bajadas importantes en los malos. El nuevo factor, elaborado por los técnicos del Ministerio, es más estable, según su opinión.
Las palabras de Báñez
- "Creemos que el Pacto de Toledo es el gran pacto de solidaridad en nuestro país. El Gobierno está comprometido con este sistema, que seguirá siendo público y seguirá siendo de reparto. Lo que hace la reforma es garantizar la sostenibilidad en el tiempo del sistema".
- "¿Qué ventajas tiene el factor de sostenibilidad? Se convierte en un mecanismo automático que evita la discrecionalidad política en el futuro. Es un mecanismo de equilibrio que ajusta las pensiones a medio y largo plazo".
- "La propuesta es que ante contribuciones iguales, los españoles de hoy y de mañana reciban prestaciones similares".
- "Se revisará cada cinco años. Se aplicará de una sola vez, en el momento de la entrada del pensionista en el sistema. No afecta a los actuales pensionistas. No conlleva aumentar la edad de jubilación y respeta los derechos adquiridos".
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