 Una inadecuada elección de las gafas de protección ocular
por parte de la empresa puede dar pie a lesiones, trabajos realizados de
manera deficiente o a que los empleados no utilicen o se quiten las gafas
continuamente si éstas les molestan. Todo ello puede conllevar lesiones que
pueden ir desde una simple irritación hasta, en los casos más grave, la
ceguera, por lo que es fundamental que los empleados utilicen de forma
adecuada las gafas. Para ello, a la hora de decantarse por unas gafas de
protección, siga este sistema en tres
pasos que le ayudará a acertar en su elección:
- Paso 1. Evaluar el riesgo del puesto de trabajo. En primer lugar, hay que identificar los distintos
riesgos a los que tiene que hacer frente el trabajador durante el
desarrollo de su actividad, así como la duración de la exposición a los
mismos, su frecuencia y gravedad: riesgos mecánicos, térmicos, químicos…
Además, debe tener en cuenta las condiciones del entorno de trabajo (si
la actividad se realiza al aire libre, si en el entorno hay riesgos
eléctricos, si son trabajos en lugares poco iluminados o que se
desempeñan en horario nocturno…).
- Paso 2. Seleccionar los elementos de la gafa
protectora. El
material de la montura puede ser de titanio (ideal para los trabajadores
que tengan que llevarlas durante muchas horas), metálico, con cintas
(para los trabajadores que estén en continuo movimiento), dieléctrico
(para puestos sometidos a riesgos eléctricos), con protecciones
laterales metálicas o de plástico… Y respecto al material de las lentes
de seguridad (pantallas) es preferible no elegir lentes minerales
(vidrio) porque no son cómodas por su peso y porque la protección frente
a un impacto no es adecuada. La mejor opción es recurrir a lentes CR39
(plástico) o al policarbonato (muy resistente al impacto). Finalmente,
en cuanto a las capas de la lente, dependiendo del puesto, puede ser
aconsejable que la gafa esté equipada con lentes con una capa anti
reflejante (reduce los reflejos internos) o con una capa hidrofóbica
(impide que la grasa o los líquidos se adhieran a la superficie).
- Paso 3. Verificar la comodidad del EPI. A la hora de elegir la gafa, no sólo tiene que tener
en cuenta el nivel de seguridad, sino también que sea cómoda y que no
sea incompatible con otros EPIs (por ejemplo, con los protectores
auditivos). Por tanto, deberá pedir a los empleados que prueben en el
propio puesto de trabajo la gafa. Recabe su opinión y sugerencias, ya
que son ellos quienes van a utilizarla y, por tanto, los que mejor
conocen si se adapta o no a sus necesidades.
Y
recuerde que su empresa deberá comprobar y vigilar que los trabajadores hacen
un buen uso de los EPIs facilitados. Del mismo modo, es aconsejable que les
alerte sobre los peligros que conlleva realizar determinadas malas prácticas al
usar estos equipos, algunas de ellas muy extendidas (por ejemplo, no llevar
las gafas o quitárselas continuamente, prestar a otros compañeros las gafas
graduadas, no comprobar periódicamente su estado…).
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