El dolor de espalda, especialmente las lumbalgias,
dorsalgias y cervicalgias (dolor cervical), es una de las principales causas
de absentismo laboral, lo que afecta a la productividad y competitividad de
las empresas. A veces la causa de este dolor es evidente (por ejemplo, cuando
es provocado por realizar trabajos que requieren manipular manualmente cargas
o por sentarse de forma indebida durante periodos prolongados de tiempo
enfrente del ordenador), pero en muchas otras ocasiones hay que realizar un
estudio más detallado para conocer su origen (por ejemplo, el estrés puede
estar detrás de esta patología, entre otras causas).
Si al estudiar los datos de absentismo observa que el dolor de espalda está
entre las principales causas, su empresa puede llevar a cabo un protocolo de actuación
en dos (o tres) pasos, para reducir tanto el número de casos, como la
gravedad y la duración de las bajas laborales que pueden producirse:
- Paso 1.
Identificar las
actividades de riesgo. El primer paso que tiene que dar
su empresa es identificar cuáles son las actividades laborales con mayor
riesgo de producir dolor de espalda o una lesión. Además de consultar la
evaluación de riesgos, entre los principales factores desencadenantes se
encuentran los siguientes: manipular maquinaria o cargas pesadas,
conducir durante prolongados periodos de tiempo, realizar trabajos que
requieren agacharse o torcer el cuerpo de forma constante durante su
ejecución, realizar actividades sedentarias que requieran esfuerzos
posturales continuos o trabajar en espacios confinados.
- Paso 2.
Controlar el
riesgo. Una vez que se han identificado las fuentes de
riesgo, es aconsejable que les haga frente contando con la ayuda de un
especialista en ergonomía. Entre las iniciativas que le permitirán
combatir estas fuentes de riesgo destacan las siguientes: seleccionar el
mobiliario según criterios ergonómicos, considerando las características
personales del trabajador, brindar la formación necesaria a los
trabajadores para desarrollar su actividad laboral de forma adecuada,
facilitar a los empleados pautas y consejos para cuidar su espalda,
realizar campañas específicas sobre ergonomía y, en la medida de lo
posible, tratar de que los trabajadores participen en el proceso de
organización del trabajo, aportando propuestas de mejora.
- Paso 3.
Ayuda a la
rehabilitación. Valore la posibilidad de incluir
en su política preventiva un programa de ayuda a la rehabilitación de
los trabajadores con problemas de espalda. Tenga en cuenta que si al
trabajador lesionado se le concede una baja por incapacidad temporal, su
empresa puede pedir a su mutua que le brinde la asistencia médica y de
rehabilitación necesaria para ayudarle en su recuperación.
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