Los trabajadores de oficinas no suelen tener una percepción real del riesgo que implica su actividad. Y aunque los riesgos a los que se enfrentan no conllevan por lo general una gran gravedad, cualquier baja laboral puede afectar a la marcha de su empresa, especialmente si el accidentado es un gerente o directivo u ocupa un cargo de responsabilidad. Muchos de los accidentes ocurridos en las oficinas se producen porque los empleados cometen actos inseguros (subirse a una silla, cargar cajas u objetos de manera inadecuada…), animados por su percepción de que el entorno de trabajo comporta pocos riesgos y que además éstos no producen lesiones importantes.
Los principales riesgos asociados al trabajo en oficina están relacionados con cuatro aspectos. Si su empresa consigue controlarlos de forma eficaz, sus trabajadores estarán correctamente protegidos:
- Actitud de los trabajadores.
En ocasiones los riesgos asociados al trabajo en oficinas no pueden
evitarse. La única forma de conseguir que los empleados adopten las
medidas necesarias para protegerse es facilitándoles la formación en
prevención de riesgos laborales que necesitan para identificar los
riesgos y actuar en consecuencia. Tenga en cuenta que entre los riesgos
más frecuentes se encuentran la electricidad, las posturas incorrectas,
los movimientos repetitivos, las caídas al mismo nivel, los golpes y la
fatiga mental y visual.
- Equipos de trabajo.
Evalúe los riesgos específicos asociados a los equipos de trabajo y
demás aparatos que utilicen los trabajadores durante su actividad
(ordenadores, impresoras, guillotinas, escaleras, etc.) y dé a conocer
pautas de uso seguro. También es fundamental recordarles la política de
orden y limpieza implantada y verificar que la cumplen; por ejemplo,
mantener las vías de circulación libres de obstáculos y los equipos de
trabajo limpios, guardar el material que no se usa, etc.
- Edificio.
La elección del edificio para instalar su oficina, así como su
acondicionamiento, son cuestiones relevantes para la seguridad y salud
de sus empleados. Por ejemplo, una adecuada temperatura y una buena
ventilación contribuyen a la eficiencia y concentración de los
trabajadores. Por su parte, el nivel de iluminación tiene que ser el
adecuado para la tarea que se lleva a cabo y acorde a las
características personales del trabajador.
- Emergencias. Su empresa debe estar preparada para hacer frente a posibles situaciones de emergencia: incendios, amenazas de bomba, fugas de gas, etc.
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