LA
FATIGA Y EL ESTRÉS EN LA CONDUCCIÓN
Los estados psicofísicos
afectan el correcto desempeño de todas las tareas que realizamos y
la conducción no es una excepción.
Uno de estos estados psicofísicos es el estrés y es
susceptible de que los sufran todos los conductores. Según un
estudio realizado por Attitudes (2006) sobre “Emociones y
conducción” el estrés es un estado al que pueden llegar todos los
usuarios de vehículos independientemente de la experiencia que
tengan. Los conductores noveles están expuestos al estrés debido a
la falta de habilidad y la poca interiorización de los movimientos
mecánicos propios de la conducción. Por otro lado, los conductores
experimentados son más vulnerables a una conducción más emocional y
susceptible a la aparición de otro tipo de estrés relacionado con
sentimientos de frustración, irritación y enfado desencadenados por
las vicisitudes del tráfico y la circulación. La fatiga es una
consecuencia de los estados de estrés.
EL ESTRÉS
Según la definición de la Real
Academia Española, el estrés es “tensión provocada por
situaciones agobiantes que originan reacciones
psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”. El
estrés no es algo negativo ya que es una respuesta natural
de adaptación de nuestro cuerpo a una situación inesperada.
Un ejemplo sería la situación durante la conducción en la
que al salir de una curva nos encontrarnos el tráfico
parado, nuestro cuerpo reaccionará adoptando una actitud de
alarma para poder actuar con mayor velocidad.
El estrés se torna un problema cuando pasa a ser un estado que se dilata en el tiempo. |
Situaciones
que pueden provocar estrés:
-
Cambios bruscos y frecuentes en el estilo de vida (mudanzas,
separación, fallecimiento de un familiar).
-
Carga elevada de trabajo.
-
Marcarse metas demasiado elevadas que pueden
llevar a la frustración.
-
Estimulación ambiental (atascos, tráfico elevado).
-
Situaciones en las que peligre la integridad o la seguridad
personal (incidentes de tráfico).
De los distintos tipos
de situaciones enumeradas, las que parecen tener una mayor relación
con la siniestralidad vial son los llamados estresores vitales
(divorcios, problemas económicos graves, fallecimiento de un
familiar u otros). Cuanto más intenso sea el estrés o cuantas más
situaciones estresantes ocurran, más accidentes podremos sufrir (y
estos pueden ser de mayor gravedad).
El
tráfico como desencadenante de situaciones de estrés
El tráfico suele implicar riesgos para la
vida de las personas, se suele circular en él con una cierta presión
de tiempo, se produce en un ambiente que puede llegar a ser molesto
y muchas situaciones tensas se repiten con frecuencia. Todo ello
hace que las situaciones de tráfico sean una fuente habitual de
estrés para muchas personas.
¿Cómo afecta el estrés a la conducción?
En el proceso de estrés pueden distinguirse tres etapas:
1.Reacción de alarma: en esta fase el organismo reacciona para hacer frente a una situación inesperada. El comportamiento que se puede dar en esta fase es de hostilidad, agresividad, reacciones impulsivas, actuación de forma temeraria y menor respeto por las normas de circulación.
2.Fase de resistencia: esta fase se da cuando la situación de estrés se prolonga. El comportamiento que se puede dar en esta fase es muy similar al de reacción de alarma pero de forma más leve.
3.Fase de agotamiento: si la situación de estrés continúa es cuando pueden aparecer los mayores problemas del estrés como trastornos digestivos, migrañas y fatiga. En esta fase las decisiones son más lentas, aumentas las distracciones, se pueden sufrir alteraciones en el estado de ánimo, hay mayor probabilidad de actuar de forma temeraria y se potencia la aparición de la fatiga.
La fatiga
Conducir
fatigado se relaciona, de manera directa o indirecta, en al menos un
20-30% de los accidentes de tráfico.
Si se realiza una tarea
durante un largo periodo de tiempo el rendimiento irá disminuyendo
progresivamente, perdiéndose efectividad en la tarea. Conducir
durante muchas horas se relaciona claramente con la siniestralidad
en el tráfico, ya que con el tiempo las capacidades para circular
con seguridad van disminuyendo gradualmente, hasta llegar a límites
muy peligrosos.
¿Qué puede potenciar la fatiga
al volante?
En general, todo lo que facilita o hace más intensa la fatiga al volante es debido a que:
- No se
realizan los descansos o se realizan de forma inadecuada
(por ejemplo, demasiado cortos).
- Hace
más difícil la conducción o aumenta la concentración
necesaria para circular (por ejemplo: la conducción
nocturna, la niebla, la lluvia o el tráfico denso).
-
Aumenta la monotonía del entorno o de la propia tarea de
conducción.
- Hace más
incómoda la conducción (como por ejemplo, adoptar una mala
postura o tener un cuadro de mandos mal diseñado).
- Altera el
estado psicofísico del conductor (como la prisa, el estrés o
la ansiedad).
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Factores relacionados con la fatiga al volante
Principalmente podríamos dividir en tres los factores que influyen en la fatiga durante la conducción: externos, relacionados con el conductor y relacionados con el vehículo.
Principalmente podríamos dividir en tres los factores que influyen en la fatiga durante la conducción: externos, relacionados con el conductor y relacionados con el vehículo.
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Factores externos:
Son los factores que tienen que ver con la vía y el entorno.
La elevada densidad de tráfico, conducir por vías poco conocidas, el
estado de la vía o las condiciones climatológicas adversas favorecen
y aceleran la aparición de la fatiga.
-
Factores relacionados
con el conductor: Estos son los factores que
tienen que ver con el estado psicofísico del conductor y con su
actitud ante éstos. La conducción durante largos periodos de
tiempo sin realizar paradas; la velocidad excesiva o
la prisa que hacen aumentar la concentración; empezar a
conducir estando ya fatigado; conducir con hambre o en
estado de somnolencia; cambios de hábitos normales de
la conducción (ej. conducir de noche cuando no se está
acostumbrado); incorrecta ergonomía en la conducción; aumento
de la tensión por falta de experiencia .
-
Factores relacionados con el vehículo:
Mala ventilación del habitáculo (excesiva
temperatura en el interior puede provocar somnolencia), mal
estado del vehículo (ruido, vibraciones, amortiguación
deficiente, etc.) y diseño poco ergonómico del vehículo.
Estos efectos tienen relación directa con la pérdida de capacidades por parte del conductor y por lo tanto en la conducción
- La fatiga puede afectar
a la capacidad visual del conductor provocando visión borrosa. Ésta
dificulta el enfoque de objetos y disminución de la agudeza visual.
También aumenta la frecuencia de parpadeos provocando que los ojos
estén más tiempo cerrados.
- Alteración del oído y
por lo tanto la probabilidad de sufrir reacciones desproporcionadas
por ruidos. Esto puede provocar que se realicen maniobras bruscas y
se produzcan frenazos incontrolados..
- Afecta a las
sensaciones corporales del conductor (pesadez, migrañas, dolor de
nuca, etc.).
-
Los movimientos se vuelven más lentos e
imprecisos.
- Aumento de
la ansiedad e irritabilidad.
-
Toma de decisiones alterada por lo que afecta
al razonamiento y al tiempo de reacción.
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