Los trabajadores, asfixiados
El cálculo de PwC incorpora las cotizaciones sociales que sufraga la empresa al cálculo de la fiscalidad efectiva que soportan las sociedades. El coste por trabajador de esta tasa asciende a 10.812 dólares por año y por trabajador, superando en un 35% la media de la OCDE (6.796 dólares).Las cosas tampoco están mucho mejor en el Impuesto sobre la Renta. El tipo medio de este gravamen era del 12,8% en el pico de la "burbuja" (2006) y del 13,4% en el primer año de la crisis (2008). Sin embargo, en el primer trimestre de 2014 se ha registrado un tipo medio del IRPF del 14%, una cifra que no se registraba desde hace casi veinte años y que supone un aumento de casi el 20% frente a la media histórica (11,7%).
Cuando sumamos el coste fiscal del IRPF y de las Cotizaciones Sociales, encontramos que el esfuerzo fiscal que soportan los trabajadores españoles está entre los más altos de la OCDE. Hablamos de una imposición directa del 37,35%, un 22% más que en los países integrados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Sin embargo, a estos gravámenes directos debemos unirle también el impacto de la fiscalidad indirecta, cuya figura principal es el IVA. Este cálculo ha sido elaborado por el think tank New Direction, que ha estimado el Día de la Liberación Fiscal para todos los países europeos. De acuerdo con dicho informe, el trabajador español medio paga al Fisco un dinero equivalente a todos sus ingresos desde el 1 de enero al 12 de junio. Por decirlo de otro modo, la suma de IRPF, Cotizaciones Sociales e IVA resta a los trabajadores españoles el 44,56% de su salario bruto.
Esfuerzo fiscal un 20% superior
Ciertamente, no son pocas las voces que ignoran todos los informes anteriores y declaran que en España se pagan pocos impuestos, pues las mediciones de presión fiscal así parecen apuntarlo. También escuchamos a menudo que nuestro sistema tributario no impone un castigo excesivo debido a que la recaudación actual se mantiene por debajo de los niveles alcanzados a lo largo de la década pasada.Sin embargo, es importante destacar que los ingresos fiscales alcanzados antes de la crisis económica no son el reflejo de una situación económica ordinaria, sino la consecuencia de una "burbuja" productiva que tuvo un sustancial impacto en términos de aumento de los ingresos tributarios.
Así las cosas, los niveles de recaudación que se están observando en la actualidad oscilan entre el 37% y el 38% del PIB, cifras que no están muy alejadas de los niveles de gasto público que España mantenía hasta el estallido de la crisis. Así, si los desembolsos presupuestarios de las Administraciones no se hubiese disparado hasta niveles de entre el 44% y el 46% del PIB, el déficit se habría mantenido bajo control y las quejas por la "baja recaudación" no se habrían producido.
En última instancia, el verdadero problema fiscal que enfrentan los contribuyentes españoles es que, a pesar del paro masivo y del cierre de miles de empresas, Hacienda sigue buscando un mayor nivel de ingresos tributarios. Como consecuencia, un número decreciente de pagadores de impuestos se ve obligado a sufragar un volumen creciente de ingresos fiscales. Este esfuerzo fiscal no para de crecer en plena crisis y se sitúa ya un 20% por encima de la media europea, según los informes de los Técnicos del Ministerio de Hacienda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario