Empecemos por definir estos términos, que puede que hasta ahora hayan resultado lejanos para muchos. Un ERE y un ERTE son dos instrumentos similares, pero con consecuencias muy distintas. Las dos fórmulas se contemplan en el Real Decreto Ley 3/2012 como instrumento para que las empresas puedan dar respuesta a las diferentes situaciones económicas, técnicas, organizativas o de producción por las que atraviesan.
Son lo que denominaríamos ‘regulaciones de empleo colectivas’, que afectan a un buen número de trabajadores de una empresa, pero que ofrecen grandes diferencias con respecto a su aplicación. Pero, sobre todo, en las consecuencias que soportarán los empleados de la organización que lo presenta. Vamos, en primer lugar, a definir qué es ERE y ERTE.
¿Qué es un ERE?
Un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) es una instrumento que está regulado en el artículo 51 del Estatuto de los Trabajadores. Se trata de una fórmula de despido efectiva y firme, que se aplica cuando la empresa cesa por completo su actividad. Es decir, cuando baja la persiana definitivamente. A veces, sin embargo, ocurre que aunque la empresa no cierra, pero busca reducir los empleados. Los trabajadores tienen derecho (siempre que cumplan las condiciones) a percibir una prestación por desempleo del 100%.
En resumen, hay que tener en cuenta que en un ERE:
- Tiene una duración indefinida
- Los despidos son firmes y efectivos
- El trabajador tiene derecho al desempleo
¿Qué es un ERTE?
Un ERTE (Expendiente de Regulación Temporal de Empleo), como su propio nombre indica, la principal diferencia entre un ERE y un ERTE es la temporalidad. Este se recoge en el artículo 47 del Estatuto de Trabajadores y las consecuencias del mismo tienen una duración determinada. En este caso, no estamos hablando de un despido, sino de una suspensión temporal que puede afectar a toda o a una parte de la plantilla de una empresa y que puede materializarse tanto en una reducción temporal de la jornada como en una suspensión temporal del contrato.
Así, podemos concluir que un ERTE:
- No implica el despido de los trabajadores, sino una suspensión temporal
- Puede aplicarse a toda la plantilla o solo a una parte de la misma
- El trabajador puede percibir un pago porcentual
- No hay una duración máxima establecida por ley (siempre y cuando la empresa demuestre que las causas por las que presentó el ERTE siguen produciéndose)
- En principio, los afectados por un ERTE no tienen derecho a percibir una indemnización ni a rescindir su contrato
¿Cómo afectará el ERTE a los trabajadores durante la crisis del coronavirus?
No obstante, en las circunstancias de crisis actuales y tras la aprobación del Real Decreto Ley del Gobierno por el cual se declara el Estado de Alarma, la definición, características y consecuencias de los ERTE cambia por completo.
A continuación, te indicamos cómo afectarán los ERTE a las personas trabajadoras de España durante la crisis provocada por la pandemia:
– Obligación de salvaguardar los puestos de trabajo. Las empresas que hayan presentado un ERTE estarán obligadas a mantener el empleo de sus trabajadores y no podrán efectuar ningún despido durante los 6 meses siguientes, una vez recuperada la actividad.
– Exención de las cotizaciones a la Seguridad Social. Dada la situación de excepcionalidad, las empresas que hayan aplicado un ERTE en estas circunstancias no tendrán que pagar la cuota a la Seguridad Social de sus trabajadores. No obstante, hay que tener en cuenta que esta exención será del 100% para las empresas con menos de 50 trabajadores. Las que superen esta cifra obtendrán una rebaja del 75% en la cotización.
– Percibirán prestación por desempleo. De acuerdo cón el Real Decreto Ley de medidas adoptadas por el Gobierno con el fin de poner a salvo a las familias, los empleados que formen parte del ERTE podrán percibir el subsidio por desempleo. Será el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) quien asuma su coste. A efectos de la vida laboral, el tiempo de paro constará como cotizado y tampoco consumirá el tiempo de desempleo.
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